Papacría
En años abundantemente lluviosos, cuando la tierra está húmeda y el campo verde, un curioso hongo se reproduce entre las raíces de una planta autóctona de las islas canarias orientales. Se le llama comúnmente; papacría, por su parecido con el tubérculo.
La ‘rama’ o madre de la papacría, es una planta muy dura y resistente al calor y la sequía. Pequeñita, de flores amarillas y unas raíces descomunales para sus medidas. Cuando hay un cruce de raíces y un contacto entre ellas, la humedad produce el milagro, la Papacría (Terfezia claveryi).
También se le denomina, "trufa del desierto", apreciada por sus peculiaridades en la cocina y considerada una exquisitez gastronómica.
La papacría se encuentra a pocos centímetros de la superficie, cinco como mucho y tardan en desarrollarse en torno a un mes.
Se debe escarbar con mucho cuidado, ojo, con la mano, nunca con pala o guataca para no dañar las condiciones del suelo que permitan al hongo volver a crecer el año siguiente; además después de extraer la papacría se deberá de tapar este hoyo para proteger a las esporas que darán lugar a las futuras papascrías.
Junto a la planta se puede observar un pequeño montículo, llamado regaño, señal de que abajo hay una y es probable que cerca se encuentre una "hermana".
De color pardo claro, con mucha tierra adherida a su fina piel y la carne de color asalmonado.
Hay que tener cuidado para no confundirla con la papa ratón. Ésta no es comestible. Más pequeña y blanda, crece en la misma zona, es también un hongo y se produce por el mismo fundamento y se descubre porque, igualmente, produce un regaño. Sin embargo, la papa ratón tiene la piel negra o pardo oscuro, así como pelusilla (similar al tallo de las amapolas) y su carne es blanca.
La “papacría”, está amenazada por su excesiva recolección, podría cultivarse en huertos.
La trufa del desierto, en Canarias conocida como; papacría (Lanzarote), criada(Fuerteventura) o nacida (La Palma).